sábado, 29 de diciembre de 2012

El Mayo Francés

“El fútbol a los futbolistas” fue la máxima que eligió Michel Platini para cerrar el discurso el día de su presentación como presidente de la UEFA. La expresión, que pudo haber sonado a frase hecha, tiene una profunda significación para los futbolistas galos que reconocen el espíritu de lucha que motivó a sus antiguos colegas a defender sus derechos durante el Mayo del 68. En aquella oportunidad los jugadores, al igual que los estudiantes en La Sorbona y los trabajadores en Renault y Citroën, coparon la sede de la Federación Francesa de Fútbol en pos de exigir mejores condiciones de trabajo e independencia de los clubes.

La protesta, que en principio sólo perteneció a los estudiantes de izquierda que no promulgaban con el conservadurismo de Charles de Gaulle, pronto se extendió a las clases trabajadoras provocando barricadas, revueltas y la mayor huelga general en la historia de Francia. En medio del conflicto, el fútbol tuvo su primer acercamiento con el Mayo francés a través de un grupo de periodistas deportivos vinculados a la revista Miroir du Football, y también al Partido Comunista, que habían sido futbolistas y que intentaban aprovechar la asonada para mostrar su descontento con los dirigentes franceses. 

Detrás del pronunciamiento de los periodistas deportivos se escondían los deseos del grueso de los futbolistas franceses, que eran sometidos desde el momento que firmaban un contrato profesional con los clubes. Las antiguas reglas del fútbol galo obligaban a los jugadores a estar ligados a sus respectivos equipos hasta los treinta y cinco años sin garantizarle condiciones mínimas de trabajo y con salarios extremadamente bajos. Así fue que impulsados por la búsqueda de justicia y sin meditarlo demasiado, un centenar de futbolistas tomó la mañana del 22 de mayo de 1968 el edificio de la Federación Francesa de Fútbol, ubicado en uno de los barrios más seguros y exclusivos de París.

Si bien la ocupación fue pacífica, el secretario general Pierre Delaunay y el profesor de entrenadores George Boulogne fueron encerrados en una habitación, alejados del resto de los trabajadores. En simultáneo las banderas comunistas adornaron la fachada del edificio junto a dos pancartas que inmortalizaron el movimiento: “Le football aux footballeurs” (El fútbol a los futbolistas) y “La Fédération, propiété des 600.000 footballeurs” (La federación, propiedad de 600.000 futbolistas).

La toma del edificio se extendió por cuatro largos días en los que los protagonistas formaron el Comité de Acción de los Futbolistas con el fin de negociar con los dirigentes y acaparar la atención del sindicato. El núcleo principal estaba compuesto por los redactores de Miroir du Football Francis Le Goulven, Maurice Ragonneau, Jean Norval y François Thébaud y por los futbolistas profesionales André Mérelle y Michel Oriot, ambos de Red Star FC de París. Al mismo tiempo, contaron con el apoyo público de Raymond Kopa y Just Fontaine, que presionaron a las autoridades para que negocien con los jugadores, a quienes consideraron esclavos de la Federación. 

Las personas ajenas al movimiento fueron informadas de los reclamos a través de un manifiesto que fue repartido por las calles de la capital francesa y que exigía, entre otras cosas, limitar la temporada a ocho meses, mejorar las instalaciones de los estadios, denunciar el maltrato del seleccionador francés Louis Dugauquez (consideraba a los jugadores obreros al servicio de una empresa) y principalmente dejar sin efecto la “licencia B”, un decreto que prohibía a los jugadores que abandonaban un club jugar en el primer equipo de otro.

Tal como sucedió con el Mayo del 68 en sí como hijo de la Primavera de Praga, el levantamiento de los futbolistas finalmente no alcanzó los objetivos propuestos. Si bien fue anulada la “licencia B” y Antoine Chiarisoli, presidente de la Federación Francesa de Fútbol, fue depuesto, el sindicato se terminó poniendo del lado de los presidentes de los clubes y la revuelta se diluyó. No obstante a ello la reforma de la política contractual del fútbol francés sentó un precedente que continúa vigente. El Mayo de los futbolistas fue a Francia lo que el Caso Bosman a Europa.

0 comentarios:

Publicar un comentario