miércoles, 30 de octubre de 2013

#FelizCumpleDiegote

Hay miles de personas en el San Paolo que llegaron media hora antes para ver su calentamiento. Él lo sabe. Su preparador físico lo mira de reojo. No le dice nada. Sus compañeros entienden que no tienen que meterse. Corren para un lado y otro, elongan, cambian de aire. Él ocupa el centro de la escena, como siempre. Entiende que no necesita mucho para prepararse para jugar un partido de fútbol. Son él y la pelota. Reconoce que alguien puede estar pendiente de lo que le pueda salir. Entonces, saca a relucir lo mejor de su repertorio y, sin demasiadas pretensiones, hace lo que mejor sabe: enamorar.

Las imágenes son viejas. El video ya fue visto por miles de personas. Pero no importa. La sensación, lo que se genera, es siempre igual. Diego no se cansa de hacer jueguitos. En el calentamiento del Napoli, en esa vieja época en la que el sur de Italia daba vuelta el mapa de una patada, Maradona se divierte. Tiene puesta una campera. Luce rápido, despierto, vital.

Después del calentamiento, llegan los goles. De tiro libre, con una precisión espeluznante que combinaba a la perfección la efectividad con la elegancia. En un mano a mano, en un verdadero tratado sobre el potrero argentino y cómo se debe jugar con picardía y talento. Desde un córner, cuando la parte interna del botín izquierdo envuelve la pelota y toma un efecto que desafía las leyes de la gravedad.

El festejo, siempre el mismo. Una corrida potente, como si no estuviera cansado, un salto con la rodilla izquierda flexionada y un puñetazo al aire, fuerte y desafiante. Después, sí, el abrazo con los compañeros y la sonrisa. La sonrisa nunca falta.


Apasionado y aguerrido, Andrea Bocelli canta "Por ti volare" mientras Diego juega. Maradona cumple hoy 53 años. Está en Dubai, lejos de sus raíces, marginado hace un tiempo largo de las canchas de fútbol. La combinación de imágenes genera un cóctel melancólico imposible de amagar. La versión de ese jugador que muestra el video, publicado por Simplemente Fútbol hace varios años, ya no puede volver a ser. La historia ya está escrita. El tiempo pasó y se llevó puesto todo. Y ahí es cuando la garganta empieza a apretar. Y las lágrimas caen sobre el teclado. La ilusión óptica todavía mantiene el efecto. No tiene que pasar mucho tiempo para que reaparezcan las ganas de volver a darle play.
GRACIAS POR TODO DIEGOTE, TE AMO!

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