El sistema WM fue el primero íntegramente ideado para adaptarse a la concepción del fútbol moderno, dominó las tácticas de los entrenadores durante más de treinta años y se hizo famoso a fuerza de éxitos demostrando ser tan ofensivo como frágil en defensa. Entrados los cincuenta la percepción de los directores técnicos cambió rotundamente, ya no se buscaba meter más goles que el adversario sino evitarlos y en base a ello, edificar la contraofensiva. El aforismo de “la mejor defensa es un buen ataque” había quedado de lado.
De ésta manera surgió la primera vertiente que tiempo más tarde determinaría las bases del Catenaccio, se trataba de un sistema 4-2-4 que conjugaba el orden de la WM con la efectividad del ataque “punta de lanza”, el único capaz de penetrar la estrategia de Herbert Chapman. El éxito de éste sistema tuvo su cúspide tanto a la selección húngara de los cincuenta como en el Brasil de Pelé y Garrincha campeón en Suecia 1958. Curiosamente fueron dos de los equipos que mejor jugaron en la historia los primeros en hacer hincapié en el trabajo defensivo.
A comienzos de los sesenta el delantero veloz que arrastraba a los extremos marcando la ofensiva hacía estragos. Los centrales que defendían en zona poco podían hacer ante el ataque rival con pelota dominada. La defensa promulgada por la WM sabía obsoleta. Así fue que Nereo Rocco ideó un planteo revolucionario mientras dirigía al Milan, estableció la marca hombre a hombre y la implementación de un jugador detrás de los defensores que se denominaba “escoba”. Hoy conocemos como líbero a ese hombre de emergencia que indicaba a sus compañeros el paso adelante para dejar en posición adelantada a los atacantes contrarios.
El Catenaccio que en principios fue criticado por atentar contra el espectáculo y la libertad de juego, terminó convirtiéndose en el símbolo del fútbol italiano y en una garantía de éxito. Rocco con el Rossonero fue campeón de Italia y de Europa y la Azzurra se quedó con la Eurocopa de 1968, además el Inter dirigido por Helenio Herrera se consagró bicampeón de Europa y del Calcio. Eran tiempos de gloria para los italianos que aburrían al mundo con un 1-4-4-1 ultradefensivo.
La primera derrota del sistema fue en el Mundial de México 1970 donde la selección italiana, que a pesar de contar con un planteo defensivo deleitaba con transcursos de buen fútbol, cayó por goleada en la final frente al mejor Brasil de todos los tiempos. Si bien el Catenaccio en su estado puro desapareció con los sesenta, dejó principios básicos que se convirtieron en paradigma años más tarde.
El fútbol total de la escuela holandesa popularizado por la Naranja Mecánica de Johan Cruyff y Rinus Michel en el Mundial de Alemania 1974, basó la recuperación de la pelota en la presión en todo el campo y el paso adelante en bloque para marcar hombre a hombre y atorar la salida rival, además de apuntalar la zaga en la solvencia de un único central que se convertía en líbero cuando un volante bajaba a la defensa. Una muestra clara de que hasta el método más antagónico se nutrió del cerrojo italiano.
El sistema quedó aparentado para siempre con la escuela italiana, tanto que algunos memoriosos se animan a asegurar que Arrigo Sacchi cuando dirigía al Milan de los holandeses era considerado un traidor en su propia tierra por no respetar las tradiciones defensivas que los mandamientos del Calcio ordenan. Verdad o no, las variantes del discutido Catenaccio se vendieron por docenas con el correr de los años sentenciando una máxima irrefutable: Los grandes equipos se hacen de atrás para adelante.
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