miércoles, 27 de junio de 2012

La increíble historia del Partizan de Fuenlabrada

Es uno de los goles más recordados de la historia del básquet europeo, el que concretó Sasha Djorjevic frente al Joventut de Badalona en la final de la Copa de Europa de 1992. Casi en el último segundo, el serbio del Partizan de Belgrado le dio a su equipo la que todavía es la única Liga Europea de ese club. ¿Un triple contra el básquet español? Quizá sí, pero no tanto. Porque mientras que Badalona lloraba su mala suerte, Fuenlabrada estallaba de alegría. Su Partizan era el campeón.
Y es que el título europeo pertenecía también un poquito a esta ciudad de las afueras de Madrid, cuyos aficionados al baloncesto se habían dejado la garganta semana a semana animando al Partizan. Al estallar la guerra en Yugoslavia, la FIBA (Federación Internacional de Baloncesto) prohibió jugar en casa a los tres equipos balcánicos que participaban en la Copa de Europa. Demasiado riesgo. Por aquel entonces, la empresa española de representación de derechos de televisión Dorna habló con FIBA para tratar de poner solución al problema de Partizan de BelgradoCibona de Zagreb y Jugoplastica de Split, que era el campeón de las tres ediciones anteriores. Los tres conjuntos encontraron acomodo en España. La Jugoplastica se marchó a jugar a La Coruña; la Cibona fue a Puerto Real en Cádiz y el Partizan de Belgrado emigró a Fuenlabrada.
Así nació el “Partizan de Fuenlabrada”. El equipo serbio no contaba en ninguna quiniela de aquel momento, pero del equipo campeón salieron muchas figuras del básquet mundial, y un entrenador, Zeljko Obradovic, que ganaba su primera Copa de Europa (de las ocho que tiene): “Lo que más me llamó la atención de conocerlos en persona en Belgrado es que veinte años después esa gente se sigue acordando de corazón de Fuenlabrada. La ciudad les dejó una huella en sus carreras y en sus vidas”, explica José Luis de la Osa, periodista del programa Informe Robinsonque realizó para Canal Plus la historia del Partizan de Fuenlabrada. "Un triunfo en el exilio", como dice Sasha Djorjevic.

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